Abstract
La fundameníación filosófica del poder que, desde Platón, ha intentado vincular poder y razón, choca con una serie de aporías que ponen en cuestión la racionalidad recabada en el establecimiento del poder. Una identificación apriorística de poder y razón, no menos que la exclusión reciproca de ambos, no dan cuenta de la paradoja subyacente al fenómeno del poder: el que éste, aunque surge históricamente como un intento por conjurar la violencia dominante en el “Estado de naturaleza ” encuentra, él mismo, en la fuerza bruta un momento fundamental de su legitimación. La filosofía política de Hegel, que invoca la necesidad de una mediación constante del poder institucionalizado y racionalidad colectiva, ofrece la vía para superar aquella paradoja.