Abstract
Aún en nuestros días es fácil comprobar la existencia de filósofos, y también de científicos, que creen que los límites de la razón se identifican con los de su propia concepción del mundo. Desgraciadamente, el ocultamiento y la tergiversación de datos es, todavía hoy, una práctica usual. Actitud que no es más que la vertiente práctica de una postura intelectual dogmática e intolerable. Por eso resulta estimulante encontrar un hombre cuya vida y pensamiento podría definirse como la antítesis del dogmatismo, un pensador dispuesto a defender las ideas por su fecundidad y no por su adecuación al saber establecido. Un autor que supedita la certeza a la audacia en la construcción de teorías, un hombre sin miedo a equivocarse, pues para él, son las teorías más audaces, incluso las erróneas, las que nos enseñan. Nadie está libre de cometer errores; lo grande es aprender de ellos. Este ejemplo ha sido para los filósofos y científicos del siglo xx, K. R. Popper. Como reconocimiento a sus valiosas aportaciones a la historia del pensamiento se celebró en Madrid, del 6 al 9 de noviembre de 1984, un simposio internacional sobre su obra.