Abstract
La tesis central de este artículo es que la vejez no se confunde con la enfermedad, y que su distinción arraiga en la dimensión temporal del cuerpo vivido. El tiempo del cuerpo es elemento ingrediente de la autocaptación del sí mismo en el horizonte de sus posibilidades y potencialidades, que en la vejez aparecen bajo una condición frágil y desgastada. Expongo esta tesis en tres partes principales: en la primera trato de deslindar las dimensiones del tiempo de la naturaleza y el tiempo subjetivo en el decurso constitutivo del cuerpo propio. En estas distinciones la vejez se esclarece, respecto del tiempo de la naturaleza, como la fase de cumplimiento normal o del más amplio y unitario desarrollo del cuerpo como cosa viviente. En la segunda parte, defino la fragilidad de futuro como especificidad estructural del horizonte temporal de la vejez; finalmente, en la tercera y última parte, exploro la incidencia de esta condición temporal en la forma de autocaptación del yo, y en la significación de su propio cuerpo en la vejez. El marco metodológico de este estudio está centralmente tomado de los análisis husserlianos de la constitución en Ideas II.