Abstract
El importante papel que el perdón juega en el ámbito de la justicia transicional hace necesario verificar cómo se justifica en el imaginario de nuestra sociedad contemporánea. Puesto que parece tratarse de una realidad que pertenece más bien al campo de lo religioso, resulta más relevante aún considerar la discusión sobre su posible fundamento moral. Para ello, hay que partir de la distinción entre perdón incondicional y perdón condicionado, y plantear la posibilidad e incluso la obligatoriedad de cada uno. Pues bien, la contradicción inherente a la defensa del carácter obligatorio del perdón concluye en la naturaleza supererogatoria del mismo. Este carácter supererogatorio muestra todo perdón como inmerecido. Así, el principal problema que queda sin resolver es la ausencia de puntos de partida para una argumentación sobre el perdón. De ahí, las dificultades de nuestras comunidades políticas contemporáneas para gestionar las situaciones de justicia transicional.