Polis 16 (
2007)
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Abstract
El pentecostalismo chileno construye representaciones distintas de la masculinidad hipersexuada y violenta. El mundo masculino se divide en “hombres mundano” y “hombres pentecostales”, produciéndose así una redención de la masculinidad tradicional con fronteras claras que permiten la domesticación y femenización del hombre. En una perspectiva más actualizada, como el neopentecostalismo, el ser hombre es representado a través de dos metáforas: “buscadores de oro” y “corazón de león” aludiendo a una ruptura, con el conformismo de la masculinidad anterior, frente al éxito a que son empujado los hombres evangélicos actuales, concebidos como hidalgos de la fe que luchan por la teodicea de la felicidad