Laicos en la Iglesia y en la sociedad
Abstract
Hace unos días, mientras pensaba en este artículo, releía estos versos de Machado: "Creí mi hogar apagado, /Removí las cenizas, /Y me quemé la mano." Quizás, pensé, sea una buena metáfora para acerarme al tema. Los datos estadísticos, la observación espontánea de la vida de algunas parroquias, las inquietudes de la juventud, y un largo etc. Pueden llevar a la creencia, a la convicción incluso, de que este hogar que es para los católicos la Iglesia, está apagado. Ya no se busca para recibir el calor de la acogida, ni el fuego de la caridad ni las brasas chispeantes de la esperanza. Y sin embargo, cuando alguien se introduce serenamente en su interior, constata que el rescoldo no sólo calienta, sino quema, el fuego está activo. ¿Qué señales podemos encontrar para que la última afirmación no se quede en meras palabras? Veamos algunas