Abstract

En este texto analizaremos el decir filosófico zubiriano con el que pretende expresar la realidad de modo pleno y adecuado. En esto nos daremos cuenta de un grave y radical problema: la lengua que le ha sido dada social e históricamente al filósofo, la lengua en la que vive y se mueve intelectivamente y la lengua en la que quiere expresarse filosóficamente no coinciden en nada. La primera, la lengua vivencial, es una lengua románica y, por tanto, hunde sus raíces en el indoeuropeo; en cambio, la segunda, la lengua filosófica, está incardinada desde la estructura lingüística semítica. ¿Por qué Zubiri busca acusar con tanto afán la realidad de un modo semítico y no lo hace en el indoeuropeo que habla y piensa? Aquí radica toda la cuestión fundamental que debemos analizar. A pesar de todas las dificultades que traerá para el desarrollo, claridad y divulgación del pensamiento zubiriano, se prefiere insistir rotundamente en el uso de la estructura semítica para expresar la realidad). Esta postura radical del pensador no es un mero capricho, sino una necesidad que se le impone (por lo menos, así lo piensa él). Y se le impone en y por la realidad misma que aprehende sentientemente. A raíz de esto, pensamos que Zubiri puede ser considerado como un pensador posmoderno"