Abstract
La autora destaca la ausencia de protagonismo de la mujer en la historia previa al siglo XX, a partir del predominio de los esquemas patriarcales, en un contexto de desigualdad, discriminación y violencia social organizadas a partir de relaciones de poder. Localiza luego este contexto cultural en la experiencia del ejercicio del poder en América Latina, y en sus vínculos con la feminidad, etnicidad y pobreza, con los procesos de constitución de la subjetividad, y en su relación con los procesos de lenguaje. Propone finalmente que la cultura del terror en la que nos encontramos encerrados debe ser demolida, y nos invita a abrirnos a la heterogeneidad que caracteriza la realidad latinoamericana