Abstract
En una de sus lecciones en Friburgo, hacia fines de 1951, Martin Heidegger pronunció una frase llamada a ser fuente de controversias y de exégesis inacabables: «La ciencia no piensa». La lección en la que aparece su frase provocadora se publicaría luego en su libro _¿Qué significa pensar?_, en 1954. En este trabajo analizamos las interpretaciones de esta frase, discutimos su dimensión política, y repensamos su significado en relación a su circularidad, i.e. a su carácter de dispositivo definitorio.