Abstract
Este trabajo, desarrollado en el contexto del giro teológico de la fenomenología francesa, reflexiona sobre la significación de la Vida en Michel Henry, Vida y pasividad que no resultan de la volición de un sujeto moderno que parecería haber sido hoy superado. Estamos en los umbrales de una filosofía primera que no deja absolutamente de lado la intencionalidad de otrora, así como su carácter activo en la donación de significado, pero subordina ambos a un fundamento primero, único e irreductible: la Vida. Hemos titulado este trabajo Gloria de la pasividad puesto que, en efecto, el ego no aparece como el artífice originario de la constitución del mundo, de sus significados y de sus idealidades. Una pasividad primitiva del sujeto antecedería al ego constituyente de la fenomenología clásica, una pasividad viejísima, que no cabría, sin lugar a duda, en ninguna memoria. No hemos querido, sin embargo, introducirnos al pensamiento de Henry sin antes darnos una idea de lo que significa la pasividad del sujeto reflejada en algunas líneas de Marion, cuya comprensión se da en el marco de una fenomenología de lo invisible y de una fenomenología abierta al exceso de evidencia.