Abstract
Este trabajo aborda el fenómeno de involución que se ha producido en los últimos años en el entendimiento de las relaciones entre libertad y seguridad en la tradición democrática. Tras el 11 de septiembre de 2001, la estrategia de guerra contra el terrorismo sustituye la lógica del Estado de Derecho por la del Estado de sitio y difunde el viejo recurso del miedo al otro y el paradójico repliegue en un nosotros cada vez más reducido, incluso en sociedades que hacen bandera del universalismo. Entre el miedo a la amenaza exterior y el miedo al enemigo interno, se acrecienta el rechazo a la inmigración, construida de nuevo como un problema-obstáculo. El autor muestra, además, como la actual crisis económica se ha convertido en un factor añadido que ha multiplicado los discursos acerca de la urgencia de ofrecer respuestas adecuadas frente a la inmigración en las que se opta por una lógica jurídica de la excepcionalidad, de derogación o al menos suspensión de alguno de los principios y reglas del Estado de Derecho cuando se trata de regular el status jurídico de quienes son identificados como amenaza.