Abstract
Este artículo busca establecer la relación entre la prudencia, virtud dianoética que articula la vida práctica, y la amistad, en Ética a Nicómaco, Política y Retórica. La amistad exige, para que pueda darse plenamente, conocerse y quererse a sí mismo, más allá del egoísmo y debe trascender el mero interés o el placer. Para esto, la educación cumple un papel fundamental en el sentido de aprender a complacerse y dolerse como es debido, lo que debe ser estimulado en la vida familiar desde los primeros años de vida. La amistad perfecta implica considerar al amigo como otro yo, e incluso llegar a dar la vida por él de ser necesario. Desde una perspectiva política, la amistad ciudadana o concordia tiene un lugar central en una pólis que busca vivir plena y dignamente. Así, pues, prudencia y amistad constituyen la base desde la cual es posible articular de un modo sano tanto la vida personal como comunitaria, y arrojan nueva luz sobre el sentido que es posible dar a la justicia y a la vida buena.