Seamos realistas: Lo que queda de Mayo del 68
Abstract
Cuarenta años después, la elección que enfrentamos a propósito del mayo del 68 plantea de nuevo la alternativa entre hacer una lectura moderna o una posmoderna. La ruptura crucial que representa la lectura posmoderna consiste en rechazar la dimensión política del mayo del 68: para autores como Lipovetsky o Vallespín, la retórica antijerárquica del 68 era un pasaje necesario para que el nuevo espíritu del capital pudiera revolverse exitosamente contra las organizaciones sociales opresivas del capitalismo corporativo. De modo que sin la mediación del 68 habría sido imposible la realización del sistema capitalista como proyecto consecuente. En cambio, sostenemos que el 68 permaneció fiel al antiguo procedimiento dialéctico de concentrarse en el lugar donde ese proyecto se malograba como único modo de llegar a la verdad del sistema capitalista. Esto es lo que el 68 vendría a expresar con la fórmula: "Seamos realistas, pidamos lo imposible".[