Abstract
En el presente artículo, el autor pretende hacer una reivindicación del proyecto humanista-cosmopolita de Immanuel Kant como un sistema adecuado para la integración de los intereses o fines individuales con los valores particulares y universales, aparentemente tan irreconciliables entre sí. En esta especie de "aldea global" que es nuestro mundo, no cabe obstaculizar la difusión general de los derechos humanos, y menos aún si esa limitación se lleva a cabo en aras de cualquier relativismo ético-cultural o soberanismo de estricta observancia. Como contrapunto al concepto romántico de "comunidad nacional" -orgánica, monolítica, y estructurada jerárquicamente- que algunos intentan recuperar desde planteamientos localistas y excluyentes, reivindicamos los valores humanistas y universales de la Ilustración, en clara consonancia con las aspiraciones de un modelo de sociedad civil, abierto y plural como el que impera en el mundo occidental. Este hecho constituye también un motivo adecuado para evocar la modernidad del pensamiento político kantiano, en el cual se asientan las bases de una futura constitución cosmopolita que garantice a la humanidad una convivencia pacífica, racional y democrática