Abstract
Desde tiempos remotos la apariencia ha sido uno de los instrumentos más importantes en el hombre para expresar sus sentimientos e ideologías. Como una seña de identidad ha servido siempre para establecer el orden social y el rango de cada individuo. Los monarcas conscientes del poder de la imagen, utilizaron todos los elementos a su alcance para conquistar a través de la vista a sus súbditos. La indumentaria, sus adornos, gestos y actitudes, sirvieron para suscitar la admiración y el respeto. En esta escenografía el rey se presentaba como figura principal rodeado en numerosas ocasiones de su familia, jugando sus hijos un papel fundamental como continuadores de su estirpe. En España, donde no existía la ley sálica, la Infanta, como descendiente y posible heredera del rey, tenía la misión de reflejar los valores de su dinastía y asegurar su supervivencia. Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela, hijas de Felipe II e Isabel de Valois, encarnaron el poder de la monarquía absoluta de su padre y contribuyeron a personificar sus virtudes. A través de sus retratos y de diferentes documentos de los Archivos Generales de Palacio y de Simancas, el presente trabajo analiza la apariencia y la representación de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela en la corte de Felipe II.