Con su filosofía de las formas simbólicas Cassirer reflexiona sobre una infinitud inmanente que ya fue anunciada por el pensamiento kantiano. Los textos kantianos pueden ser leídos en clave simbólica, como sucede sin ir más lejos con su teoría de los postulados relativos a una existencia divina y un alma inmortal. El faktum de la razón, la libertad humana que reconocemos gracias a nuestra conciencia moral, nos permite franquear cualquier límite bajo la convicción de que podemos hacer cuanto nos dicte (...) autónomamente nuestro deber. Somos un animal simbólico cuyo universo ético y cultural nos permite transformar la realidad persiguiendo asintóticamente renovados horizontes utópicos. Como bien dice Cassirer en Hacia una metafísica de las formar simbólicas, es el futuro simbólico del ser humano lo que desborda los límites de su existencia finita. Esa es la razón de que Kant culmine toda su obra con una Metafísica de las costumbres. (shrink)